jueves, 28 de enero de 2010

La visita

I
Estos últimos días he estado superando poco a poco los efectos colaterales de la quimio y radioterapia. He bajado 13 kilos desde que empezó todo y mi piel todavía evidencia la agresividad del tratamiento recibido. Me siento como un héroe de guerra. Es que eso es la lucha contra el cáncer: una guerra contra el mal, ya que ninguna enfermedad puede ser buena para nadie. Sin embargo, las enfermedades tienen paradójicamente su lado positivo, ya que nos dan la oportunidad de replantear nuestra vida interior, y revalorar nuestras relaciones con las personas que nos quieren y que nunca supimos que nos querían tanto, así como descubrir el aprecio y la solidaridad de personas, que si no fuese por la enfermedad, nunca hubiésemos sabido que las teníamos tan cerca de nosotros y sobretodo, que eran capaces de iluminar nuestra vida de una manera tan decisiva. Y eso fue lo que pasó conmigo. Todo lo que viví en estos últimos meses, me ha servido para valorar y unir más a mi familia, y conocer seres humanos maravillosos sin los cuáles mi proceso de recuperación no sería tan bueno como lo es. Pero lo importante no solo es la recuperación física, sino la recuperación espiritual, que es la que en realidad dirige a la primera. Esa es mi premisa. El espíritu sobre la carne.
II
Hace más de quince días recibí la visita de mi querido maestro "Lander". De él aprendí, hace unos años, a moverme en las más altas esferas del poder político administrativo en mi país. El es un hombre de mucha experiencia en la vida y con una amplia, reconocida y respetada hoja de vida profesional. Viajero consumado pero sobre todo, un extraordinario padre y esposo, con una familia digna de ejemplo. Su esposa, doña Teresita, es un ángel de Dios que me ayudó con sus oraciones, como muchas de las personas de mi entorno que lo hicieron pidiendo por mí, a las que siempre llevaré en mi corazón. Todas las personas recibimos visitas, pero hay algunas visitas que pueden llegar a ser decisivas en la vida de una persona, y sobretodo ese tipo de visitas que llegan a nuestro hogar cuando menos lo imaginamos, en el día y momento menos esperado. Podríamos decir que son visitas inspiradas en una misión, en un encargo especial. La visita de mi querido maestro Lander, fue una de esas visitas, ya que no solo no la esperaba sino que llegó con un encargo. Me trajo unos libros en los que venía un mensaje cifrado. Los leí esa noche, mejor dicho me los devoré esa noche sin parar, y me ocurrió algo maravilloso: decifré el mensaje en medio de una lucidez que jamás había experimentado. Pude, no entender, sino sentir el mensaje cifrado.
III
El ser humano vive tratando de encontrar "la razón" de todas las cosas. La humanidad durante siglos ha desarrollado todas sus habilidades para llevar "la razón" a todos los confines de nuestra vida interna y externa. Así, por "la razón" hemos justificado la guerra, las leyes, los juicios, la crítica especializada, la religión, la moral, la ética, las ciencias, y todo aquello que puede ser percibido por nuestros cinco sentidos. Toda construcción física o mental del hombre tiene a "la razón" como insumo fundamental de su estructura. Si bien todo esto es cierto, debo confesarles que esa noche que terminé de leer esos libros que me regalaron mi maestro y mi querida Doña Teresita, rompí amarras. Por primera vez en toda mi vida, mi espíritu sintió que conectaba con un lenguaje que no tenía nada que ver con "la razón", sino con algo mucho mas grande, fuerte e inescrutable que eso. Es algo que no se entiende sino se siente. Desde aquella noche de la visita, estoy con un inexplicable gozo interior por el maravilloso mensaje descifrado que ahora guardo cuidadosamente dentro de mí. Gracias a Dios, ya nada podrá ser igual que antes.
Ojoavizor