Estos últimos días siento que estoy bajo una intensa actividad espiritual. Soy como una antena que todo lo percibe, todo lo absorbe. Será porque Nefertiti está atravesando su propio proceso de recuperación, y yo, por las noches, nuevamente no concilio el sueño por el insomnio que me causa, no se si la cortisona que tengo que tomar por la infección bronquial que me aparece todos los inviernos, o si es la vigilia por las terribles noticias que vengo escuchando hace unos meses, por la prensa escrita y hablada de mi país, en donde nos llenan de muertes, intolerancia y crueldad, de pobres gentes que han hecho de su vida un espiral tanático sin fin. No puedo evitarlo, me afecta mucho escuchar y ver tanto dolor por eso me refugio de alguna manera en mi blog. Aquí puedo de alguna manera leer palabras sabias de mis maravillosos amigos blogueros, que vierten lo mejor de su alma para el beneplácito de todos.
II
Con Nefertiti trato de mostrarle lo mejor de mí, para que sienta que todo está bien, que todo mejorará, que saldrá adelante de su alopecía, que tendré más trabajo productivo cada día, que no le faltará nada, que nuestros hijos se educarán como hemos soñado, con valores y respeto al ser humano. Pero confieso que las contradicciones me invaden, cuando todos duermen, cuando estoy solo, allí mirando el techo de nuestra habitación, y puedo escuchar la cadenciosa respiración de Nefertiti, Manzanilla y Manzano. Durmiendo con sus caritas angelicales, inocentes, bellas, agradeciéndole a Dios cada segundo, por darme ese milagro de ser feliz de tenerlos. Es como una catarata de amor que me desborda, pero a la vez me remueve con su fuerza. Siento que ellos me acompañan, pero por momentos me pregunto si estoy dando lo suficiente, si todavía puedo dar más y más, hasta fundirme con sus expectativas. En medio de esos pensamientos nocturnos, con la sombra de la luz de la calle entrando por la persiana de la rectangular ventana, pienso también sobre mi futuro profesional. Me pregunto sobre qué caminos me esperan en medio de tantos cambios. Me siento como el capitan de un barco a la espera de nuevos vientos y muchas ganas de conquistar nuevos puertos. Me pregunto en medio de la noche, cómo será esa travesia con ellos. Si la comprenderán, si serán felices con la nueva ruta que Dios nos traze.
III
Cuando pensé que estaba solo con mis pensamientos, en plena oscuridad de la madrugada, Nefertiti se despierta y de una manera sorpresiva, con su voz firme como las colúmnas de un palacio egipcio, con el rostro solemne de una verdadera reina, sabia y poderosa, me dice con absoluta claridad: "Ojoavizor, yo te seguiré a donde tú nos lleves. No importa el lugar ni el tiempo. Solo sigue lo que te dice tú espíritu. No mires atrás. Estaremos allí. Escucha a tu voz interior y síguela. No te preocupes por mí, por nosotros, estaremos fuertes, yo soy más fuerte que mi enfermedad. Soy una luchadora y tú un luchador. Lo lograremos. No dudes un segundo. Creo en tí, porque eres un ser especial y eso lo vale todo". Yo, en silencio, en ese instante, en ese preciso instante, comprobé una vez más, porque la amaba tanto.
Ojoavizor