miércoles, 15 de julio de 2009

Los caminantes

I
Siempre me gustó caminar. Cuando era niño y hasta muy entrada mi adolescencia, caminé mucho por las calles del Centro de Lima. Me gusta caminar mirando su maravillosa arquitectura en todos los estilos y épocas: colonial, con sus tradicionales balcones, rococó, morisco, art decco, etc. A veces me quedaba horas mirando una perspectiva paisajista, ya que al hacerlo experimentaba una intensa sensación de felicidad por la belleza estética de esas estructuras. Me preguntaba qué arquitecto la habría diseñado, quiénes habrían vivido allí, que historias felices o tristes, se habrán tejido bajo sus techos. Lima es una ciudad hermosa. Siempre lo ha sido aunque ha veces reniegue tanto de ella por su tráfico, smog y su bulla con sonidos de todas las sangres. Tiene el blasón de ser llamada "la ciudad de los reyes" con sus tres coronas. Mi padre mi enseñó a quererla en nuestras interminables caminatas, en las que me llevaba de la mano acompañándolo durante horas en su recorrido en el que descubrí con orgullo, que mi padre fue muy querido y respetado en el Centro Histórico de Lima. El pesaba 130 kilos y tenía el rostro entre molesto y jocoso (espero no heredarle su peso). Fue muy generoso con todos sus amigos, les prestaba dinero sin que nadie se entere, y muchas veces no se los pagaban. Entendía las dificultades económicas de sus amigos, y sentía que debía ayudarlos, siempre me decía: "Hijo, nadie sabe lo de nadie en esta vida, hay que ayudar nomás, en silencio".
II
Caminar ayuda a aliviar el alma. Nos permite recoger nuestros "pasos perdidos" y "hacer camino al andar" como decía el poeta Machado. Cuando caminamos podemos sentir el pulso de una ciudad, de su gente, de su aire. Nos revitaliza fortaleciendo nuestras expectivas y sueños. Para mí, lo más hermoso de caminar, es sentir la sensación de ir al encuentro de la vida, que siempre nos espera en alguna esquina, plazuela, calle adoquinada o pileta rebosante de agua cristalina. Cuando miramos las casas en nuestro recorrido, podemos imaginar las historias de las gentes vividas dentro de ellas, de cuánto amor pudo haber en su construcción o cuanto odio pudo terminar con su belleza. Las calles o los parques que caminamos tienen vida, esa que le damos con nuestros pasos. Ellos están allí para nosotros, fieles a nuestras pisadas, para albergarnos y soportar nuestras penas o alegrías. Caminar es una forma de dejar nuestra vida en las calles de nuestras ciudades. Solo si caminamos seremos recordados en ellas. Nuestros pasos serán imperecederos. Como los pasos de mi padre que retumban en mis recuerdos.
III
Hoy Nefertiti me acompañó, como últimamente lo está haciendo (sintiéndome extraordinariamente feliz por ello), a realizar unas gestiones en el Centro de Lima. A ella no le gusta, no solo por su vetusta y descuidada arquitectura, según ella, sino por el miedo a que la asalten. Sin embargo, a mi cariñosa insistencia, accedió a caminar conmigo como dos chiquillos enamorados agarrados de la mano, por la Plaza de Armas, el Palacio Arzobispal, Palacio de Gobierno, el hermoso local del antiguo Correo de Lima, el Pasaje Olaya para terminar almorzando juntos en un muy simpático lugar. Estoy seguro que Nefertiti no olvidará jamás, la caminata de hoy y tal vez, algún día, Manzanilla y Manzano, nuestros bellos hijos, cuando sean mayores, sientan curiosidad por recorrer esas mismas viejas calles del Centro del Lima y escuchen el eco de nuestros pasos.
Ojoavizor

8 comentarios:

CAMINANTE dijo...

Querido Ojoavizor,
no hay duda de que la belleza esta en tus ojos y por eso miraras siempre belleza alli donde otros no miran nada..
Sin embargo no hay duda de que la ignorancia, la costumbre o el stress de la vida diaria te hace dar mil pasos sin haberte detinido a mirar de verdad, a observar la belleza de lo que nos rodea.
Yo no VI a Lima hasta que estudie Turismo, hasta que visite todos sus rincones de la amno de profesores, colegas y amigos.. entonces la descubri, entonces deje de ignorar su belleza.. y ahora cuando alguien aqui en el extrajero, cuando un peruano o extranjero me dice que Lima es fea, les digo que no, que todo esta en sepas descubrir sus rincones.. aunque siempre tambien estara en los ojos del que la mira.

II
Caminar en los pueblos peruanos fue mi pasion por algunos años, me lleno de vida, me hizo comprender al Peru, me hizo dejar de ser limeña, o del cono, para ser peruana.
Caminar, viajar me dio sabiduria, me enseño la realidad de mi pais y me hizo amarlo tal cual es..
hubiera querido tener la surte de recorrer esas rutas de manos de mis padres.. y atesorar ese recuerdo como lo haces tu, pero a mi me toco de otra manera.. y aun asi ahora tan lejos, sigue siendo uno de las memorias q llevo con mas amor en el pecho.
Un abrazo

Lili.- dijo...

Ojoavizor no te queden dudas que hoy caminé con ustedes. Si hasta pude escuchar el tono de tu padre con su sensato consejo!
Como siempre, es un placer seguir tu relato, tan bien detallado y con tanto afecto. Gracias!
Un beso para vos, Nefertiti, Manzanilla y Manzano, desde la Bahía... Y hasta Lima :0)

Ojoavizor dijo...

Mi muy estimada Lili, ojalá algún día puedas venir a Lima, y conozcas su encanto. El Centro de Lima es un lugar que te embruja, encierra melancolía, majestuosidad y sobre todo, refleja a todas las sangres que componen nuestro querido Perú, y eso lo hace especialmente encantador.

Ojoavizor

JAVIER AKERMAN dijo...

Mi apreciado amigo Ojoavizor:
Caminar y perderse por las calles, sin rumbo fijo, disfrutando simplemente del acto de caminar, de sentir el entorno... es una experiencia zen y meditativa muy intensa. Todo el mundo debería practicarla de vez en cuando.
Un fuerte abrazo para ti y Nefertiti y seguid con las manos enlazadas disfrutando de vuestro amor.
¡Feliz fin de semana!

Ojoavizor dijo...

Mi muy estimada Caminante, tus sentidas y maduras palabras reflejan un gran amor por tu tierra y eso vale mucho.

Afortunados los peruanos y extranjeros que esten acompañados por tí haciendo turismo.

Ojoavizor

Ojoavizor dijo...

Exactamente mi muy estimado Javier, caminar para mí es definitivamente un acto de meditación. Cuando camino y observo mi entorno es cuando me encuentro conmigo mismo.

Un abrazo

Ojoavizor

Soñadora dijo...

Ojoavizor, me dió mucha ternura imaginarlos a ustedes dos tomados de la mano caminando por el Centro de Lima. Los imaginé sin prisas, disfrutando de su mútua compañía y tratando de que aquel momento quedará grabado en sus corazones!
Comparto tu afición por caminar, cuando estábamos en amores con mi esposo, antes de casarnos, solíamos hacer largas caminatas en Santa Eulalia, simplemente nos bajabamos del micro y nos dejabamos llevar por nuestros pasos.
Ahora, mi compañera de caminatas es mi hija, quién disfruta más aún que nosotros de caminar.
Antes, solía visitar con más frecuencia el Centro de Lima, ahora lo hago menos, pero mi hijo llega de visita la próxima semana así que casi es un hecho que por lo menos un paseo al centro haremos.
Cariños para Nefertiti y para tí.

Ojoavizor dijo...

Gracias mi muy estimada Soñadora, y que disfruten su caminata con sus hijos.

Ojoavizor