viernes, 19 de septiembre de 2008

La señal

Machu Picchu
Machu Picchu (Montaña Vieja), es el principal atractivo turístico del Perú. Existe mucha información sobre nuestro santuario histórico, declarado por la UNESCO, hace varios años ya, como "Patrimonio de la Humanidad", y elegido, con justicia, por millones de personas, en Julio del año pasado, como una de las nuevas "Siete Maravillas del Mundo". Éste post no aspira a dar información adicional, a la ya abundante información existente. Sólo relataré una experiencia mística, que viví en Machu Picchu, allá por el año de 1983, es decir, hace ya 25 años, vivencia que definitivamente, cambió mi vida.
Illa
Resulta que, en ese año, nació en Cuzco mi sobrina "Illa", nombre "quechua", (ancestral idioma de los incas), que significa "luz del amanecer". Mi querida y extrañada Illa, (digo extrañada, porque reside en Barcelona, desde hace algunos años, haciéndose una vida), es una real y auténtica "luz del amanecer" para toda nuestra familia, ya que nos ilumina con su existencia, siendo un ejemplo de fortaleza y creatividad, habiéndose hecho toda una mujer, y ganado su independencia, a punta de esfuerzo y talento, así como, me imagino, a punta de muchas lágrimas en silencio y soledad. Illa, es hija de mi hermano mayor, "el Buho". Él es un ser humano especial, que decidió hace muchos años, irse con su hermosa familia, a vivir al Cuzco, ciudad imperial del Perú. Él fue, el que me inició en el mundo espiritual.
La llegada a Cuzco
Hice el viaje a Cuzco, los primeros días de Marzo del año de 1983, siendo un disciplinado y aprovechado estudiante de "Física Pura". Mis temas de interés giraban alrededor de la matemática pura, la mecánica cuántica y la astronomía. Todo iba bien, hasta que llegué a la preciosa casa, que mi hermano "el Buho" tenía en la calle "Atocsaycuchi," en el "barrio de San Blas", el principal barrio de artesanos del Cuzco, donde se tejen los mas bellos murales del Cuzco, elaborados con fibras de algodón teñidos con tintes naturales de todos los colores, hechos en base a la fértil y colorida tierra sagrada del Cuzco así como, de flores silvestres de todas las especies. La casa de mi hermano, tenía una típica decoración rural, con paredes blancas de adobe y techo de tejas, y olía a paz e incienso. Toda la decoración de la casa había sido dispuesta por el buen gusto de mi querida cuñada, "Sirenita", chilena de nacionalidad, pero, peruana de corazón. La historia de amor de mi hermano "el Buho" con "Sirenita", es digna de otro post, que ojala, Illa, lo escriba para la felicidad de sus padres, con el talento natural que ella tiene para la escritura, ya que es una magnífica periodista.
Los Textos Sagrados
Después de conocer a Illa recién nacidita, bella como un rayito de sol, mi hermano me enseñó cada uno de los ambientes de la casa, y fue así que me tope con el primer elemento del cambio en mi vida: "la biblioteca". Mi hermano tenía una biblioteca muy bien surtida, pero sobre todo, absolutamente acogedora. Había libros de todos los temas, menos de ciencias, por supuesto. Había muchos libros sobre temas espirituales, y sobre todo, una valiosa colección de los textos sagrados de la mayoría de religiones del mundo, así como textos de filosofía oriental y occidental. Así, fue como conocí por primera vez, el libro del Tao, el Baghavad Gita, el Dammaphada, el Corán, el I Ching, Los Cuatro Libros de Confucio, los escritos del Gran Mahatma Ghandi, profundice algunos temas de la Biblia, y muchos libros de historia, entre los cuáles, sobresalían, los textos sobre la cultura inca. Las lecturas en la biblioteca, en esas largas tardes de lluvia andina, en la que no se podía salir, así como las interminables conversaciones con mi hermano, sobre la espiritualidad, las religiones, las acciones humanas, el karma, la divinidad, y otros temas conexos, fueron generando mi "metamorfosis".
Las caminatas
Fue un mes maravilloso el que me quedé, en la enigmática y magnética ciudad del Cuzco. Fue un intenso mes, de largas caminatas con mi hermano "el Buho", y mi morral al hombro, en el que cargaba un buen trozo de delicioso queso cuzqueño, pan campesino y emoliente (infusión a base de linaza, boldo, hierbabuena, llantén, beterraga y limón), que con mucho cariño, nos preparaba "María", una señora cuzqueña muy agradable, junto con una varilla de madera de eucalipto a la mano, para ayudarnos a soportar el peso de nuestro cansancio en las caminatas que hacíamos por los alrededores de su casa. Así atravesábamos un bellísimo bosque de eucaliptos para llegar a la fortaleza de "Sacsayhuaman", al "Templo de la Luna", y al inolvidable "Templo de Lanlacuyo", donde había una piedra de aprox. 3 metros de alto por 2 de ancho, con la forma de la cara de un inca. Según la tradición oral, el que se echaba encima de la cabeza, recibiría vibraciones positiva del espíritu del Inca. Esta cabeza de inca, en aquélla época, no estaba en el circuito turístico, por lo que cuando uno la visitaba, no había nadie y el silencio imperante en la zona, sumado al sonido de la "quena", que es una especie de flauta andina, que mi hermano toca con excelencia, generaba un ambiente espiritual, muy relajado.
La Luna
Lo que pude constatar, de todos éstos recintos sagrados del incanato, es que cuando uno ingresa a sus perímetros, percibe una vibración energética que sienten todos aquellos que visitan Cuzco, y que hasta el más ateo, o agnóstico, la percibe. Una tarde, fuimos con mi hermano, caminando al "Templo de la Luna" , y me mostró el denominado "polvo de luna", que es un polvillo color estrella cósmica, que se obtiene al frotar las paredes del interior del templo, y que, según los entendidos y lugareños, es el mismo polvo que se encuentra en la Luna, que aparece en esa zona, cada fin de mes, e ingresa a través de un orificio en la nave del Templo, cuando se toma un "baño de luz de luna". Nunca se sabrá a ciencia cierta, si esto es cierto o no, pero, lo que si les puedo asegurar, es que frotarse ese polvillo por el cuerpo, es una experiencia "lunar" que nunca olvidarán.
La decisión
Así, iban pasando los días, y mi estadía en Cuzco, aparte de convertirme en un compulsivo lector de la bien dotada, biblioteca de mi hermano y caminante asombrado de sus calles y templos, estaba dando lugar a un profundo proceso interno de conversión al mundo de la espiritualidad. Nunca pensé que eso pasaría. Yo, el científico de mi casa, de mi colegio, de la universidad, el que todo necesitaba probarlo con modelos matemáticos y leyes de la física, me convertí en un irremediable cultor de la espiritualidad. Fue un auténtico amor a primera vista. Fui inmensamente feliz de saber que existía un riquísimo mundo interior por explorar. Que no necesitaba estudiar científicamente el cosmos y sus leyes, ya que, "yo mismo", era un microcosmos. No puedo ocultar que durante el proceso de conversión, tuve algunas dudas, en realidad, muy serias dudas. Todo en mi interior se removía y, empezaba a replantearse desde sus raíces. Sentí una irresistible fuerza que me jalaba hacia mi propio centro. Mi voz interior me estaba hablando por primera vez, y yo, embelesado por el proceso espiritual, que estaba experimentando, sin haberlo planeado o siquiera pensado, tomé "la decisión". Una decisión que iba a cambiar el rumbo de mi vida. Decidí dejar la carrera de física y cambiarme a una carrera de letras, en la que podría tener tiempo para profundizar los temas filosóficos y del espíritu.
El científico
El científico que llevaba adentro, dio su manotazo de ahogado y luchó hasta el final. Estaba dispuesto a vender cara su derrota. Y frunciendo el ceño, y mirando por encima de sus lentes, me dijo, en tono desafiante: "Muy bien, muy bien, ¿Así que me dejas no?, ¿Así, que cambiarás las leyes de la naturaleza, por las leyes del espíritu no? Esta bien, pero como me debes todo lo que te he dado, todo éste tiempo, espero que me concedas solo una cosa: una señal. Sí, una señal, que me garantice que no te estás equivocando. Solo una." Con éste último condicionamiento de mí científico interior, y con la firme decisión, de dar ese paso trascendental, decidí ir a Machu Picchu, a buscar "la señal". Sí, decidí, con mucha convicción, buscarla en ese imponente santuario sagrado de los incas, y fué así, como empezó, mi viaje hacia la búsqueda de la señal.
La Ciudadela
Fue una fría y nublada mañana en la que, muy temprano, y con mi morral de lana de oveja al hombro, con dos o tres sándwiches, una roja manzana, un plátano y una botella de agua pura, como único equipaje, fue que tomé el tren hacia "Aguas Verdes", que es la ciudad que queda al pie del santuario. Llegué como a las 10 a.m. al pueblo mismo, y desde allí había que subir una carretera en serpentín, que demoraba más o menos 30 minutos, hasta el santuario mismo. Cuando llegué y miré el paisaje de todo el santuario, la primera sensación que sentí al mirar a Machu Picchu fue de admiración total frente a tanta belleza, majestuosidad y magnificencia. Era realmente un espectáculo hermoso para los ojos y, sobrecogedor para el espíritu. En realidad, no hay suficientes palabras para describir esa sensación. Estar frente a "Machu Picchu" , es algo así como, mirar el lugar más oculto y bello del planeta, por algo los historiadores, y arquólogos, lo llaman "el ombligo del mundo". Mirando a la ciudadela de "Machu Picchu", se puede sentir la grandeza de la cultura andina, en su máxima expresión. Es una de las magnas obras del hombre ofrendada a Dios. Por eso, "Machu Picchu" ha sido elegida, con justicia, respeto y admiración, como una de las "Siete Maravillas del Mundo". Todos los que tengan la suerte de conocerla, podrán corroborarlo. "Machu Picchu" es mucho más que un hermoso paisaje, es vida hecha piedra, es la piedra de la vida. Aquí podemos apreciar la magnífica vista panorámica de la ciudadela:
El Waynapicchu
A pesar de mi encantamiento con "Machu Picchu", mi "científico interior", no soltaba prenda, y me seguía diciendo al oído: "la señal, la señal, sin la señal, no me voy". Necesitaba una señal, pero no la encontraba. El tiempo corría, y nos habían advertido que solo podríamos estar hasta la 1 de la tarde, ya que el viaje de regreso, a la ciudad de Cuzco, dura más o menos 5 horas. Eran las 11:30 a.m. y no había "señal". Ya me empezaba a poner triste, por no aparecer ninguna señal, cuando de repente, veo un letrero de madera que decía con letras blancas, "Waynapicchu", junto a una pequeña cola de turistas, detrás del mismo. Pregunté y me dijeron que era la última cola para subir al "Waynapicchu", que significa, "Montaña Joven". El "Waynapicchu", es la montaña principal del complejo sagrado, que resalta al centro de la clásica foto de Macchu Picchu, que incrusté en el post. Tiene la altura de un rascacielos de aprox. 50 pisos, y escalarla demora una hora. Escalar el "Waynapicchu", es realmente muy arriesgado. En esa oportunidad me dijeron que, desde que abrieron la ciudadela de "Machu Picchu" para los turistas, se habían caído más de 15 turistas, y los cuerpos de algunos de ellos, nunca fueron encontrados. Y no es para menos, ya que el "Waynapicchu" se encuentra entre dos cañones naturales y cercado por el Río Urubamba. A pesar del temor inicial, decidí subirlo, ya que tuve la sensación que en la cima encontraría "la señal". En todo caso, era la última oportunidad de encontrarla. Así que, fortalecido por mi convicción en la búsqueda de "la señal", empecé la ascensión del famoso y peligroso "Waynapicchu".
La ascensión
Durante la ascensión, comprobé porqué muchos turistas renunciaban a escalarlo, ya que el camino para el ascenso, no tenia mas de 40 cms. de ancho, con profundos precipicios a los costados, habiendo sólo unas frágiles sogas para ayudar en el impulso de la subida. Así, vi como dejaba atrás a los pocos turistas que se atrevieron a subir conmigo, y poco a poco, me fui quedando solo en la ascensión de esa colosal montaña, que apuntaba al cielo. Por un momento sentí que estaba en "la Torre de Babel". Por otro lado, el cielo empezó a oscurecer, y de repente cuando me faltaban unos cuatro metros para llegar a la cima, empezó a llover torrencialmente. Tuve miedo, sí. Lo confieso. Sentí que mi atrevimiento estaba siendo castigado. Creí que mi científico interior había ganado. Sentí que se burlaba de mí a carcajadas, y yo, temblando de frío y miedo, solo, con todo oscuro a mi alrededor, sentí que me había equivocado, que todo había sido producto de mi imaginación, que la espiritualidad solo estaba en los libros, que en fin, que era un tonto, un pobre iluso, me avergonzaba de mí mismo, que había puesto en duda mi carrera de científico, ya avanzada, que iba a tirar todo por la ventana por un amor espiritual inexistente, que todo era en vano, que todo era......, cuando de pronto, paró de llover y tronar. De repente, mi voz interior, masoquistamente, me dijo: "¡Sigue adelante!. Arriba te espera la señal". Fue entonces cuando, escalé los pocos metros que me quedaban, y en medio de la oscuridad reinante, solo, y con una leve llovizna, llegué a la cima.
Estando en la parte más alta, me invadió una fuerza de propósito inexplicable. Me sentí muy fuerte, física y espiritualmente, y de repente, el sol empezó a salir esplendoroso, y pude apreciar el espectáculo más maravilloso que he visto en mi vida (después, por supuesto, del nacimiento de mis hijos). Vi frente a mí, el más bello arco iris que se puedan imaginar, sí, estaba justo frente a mí, a unos metros de mi mano, lo pude oler, tocar. Las lágrimas caían por mi rostro, y solo atine a quitarme, muy despacio, la camisa, quedándome con el torso desnudo. Todavía sentía una fina garúa sobre mi piel. Sentí que me estaba bautizando, allí frente a Dios. Luego me invadió una alegría profunda y comprendí que, había encontrado la señal, y que el científico que había en mí, se había ido para siempre.

El retorno
El viaje de retorno en el tren a Cuzco, lo hice profundamente dormido. Cuando llegamos a la estación sentí que era otra persona. Algo me había pasado. Ya no era el mismo. Todo me parecía ligero y todos mis sentidos se habían agudizado. Llegué a la casa de mi hermano y maestro "El Buho", casi entrada la noche, con mi decisión bajo el brazo. Como todas las cosas espirituales y decisivas en mi vida, no se las dije a nadie. Mantuve, mi decisión, en estricto silencio. Al día siguiente, antes de ir al aeropuerto "Velasco Astete", para tomar el avión de regreso a Lima, me fuí caminando al "Templo de Lanlacuyo", que quedaba cerca a la casa de mi hermano, allí, donde estaba la piedra que parecía la cabeza del inca, y meditando unos minutos en silencio, prometí que regresaría a Cuzco algún día. Luego, enterré debajo de la roca, un pequeño papel, color cielo y muy fino, donde escribí una promesa a Dios, que hasta el día de hoy he cumplido.
Cuando llegué a Lima, no les dije nada a mi familia, respecto de mi decisión de cambiarme de carrera. Se enteraron del cambio, un año después. Algunos se sorprendieron, menos mi hermano "El Buho". Él, desde Cuzco, y con su sonrisa de hombre sabio y, feliz por haber sido testigo de excepción, del descubrimiento de mi mundo interior, me mandó de regalo, el libro "Juan Salvador Gaviota" de Richard Bach, con una cariñosa dedicatoria que decía: "Para ti querido hermano. Con fe y esperanza en tu camino espiritual".
Han pasado más de 25 años, desde esa maravillosa experiencia mística, y haciendo una reflexión de mi vida, puedo decir que, el científico nunca regresó, y que cada vez que ejerzo mi carrera de abogado, defendiendo con plena convicción, las causas justas y los derechos de los más débiles, encuentro que mi trabajo tiene sentido, y que no me equivoqué en mi decisión. Que la señal fue correcta. Que mi vida espiritual crece cada día más. Que, aunque suene extraño e imposible, he logrado, que mi alma no se haya corrompido con mi práctica profesional, ni en mi vida personal. Que soy feliz con lo que me ha tocado vivir. Que soy feliz con mi esposa, con mis hijos, con mi familia en general, y que cada vez que vea un arco iris, le enseñaré a mis hijos que las señales de Dios, existen, y que agradecidos deben estar aquellos que encuentran sus señales, las interpretan espiritualmente, y sobre todo, que siguen los mensajes que contienen, con fe y convicción, a lo largo de su vida.
Ojoavizor
Waynapicchu/ Te veías imponente en el horizonte/ razgabas el cielo con tu cima/ pero el cielo no sangraba/ solo le arrancabas estrellas de todos los tamaños/ como la que le arrancaste a mi pecho/ cuando llegué a tus entrañas/ donde me cobijaste como a un hijo/ Nací de nuevo en tus brazos, Waynapicchu/ Me bañaste con tu savia/ y me regalaste un arcoiris/ con todos los colores de mi alma/ Fue la señal del camino/ para el servicio/ para la entrega/ a los que más sufren/ a los débiles/ Acepto arrodillado, Waynapicchu/ es mi señal/ y soy feliz/ la vida solo es vida con la entrega/ sin la entrega, no hay vida/ la arena del tiempo es inexorable/ la entrega es inexorable/ Bañaste mi piel con tus lágrimas/ me limpiaste con tu magnificiencia/ me aterraste con tu enojo/ pero aquí estoy/ listo para el trabajo/ la tierra está para la siembra/ de las semillas de la vida/ que florecerán para el mundo/ que espera amaneceres/ y tú piedra/ y tú grandeza/ brillarán por siempre/ para todos aquellos/ que asciendan a tu cúspide.
Ojoavizor

20 comentarios:

Juan Carlos dijo...

Una lindisima anecdota, Ojoavizor

Gracias por compartirla !

aDIOS con DIOS: El Gato en Texas

Ojoavizor dijo...

Gracias, Juan Carlos.

Hay señales que pueden cambiar el curso de la vida.

Un abrazo

Ojoavizor

Soñadora dijo...

Que tal vuelco que dió tu vida! Realmente uno nunca sabe lo que le depara el mañana. Eso es algo que siempre comento con mis hijos, que la vida da muchas vueltas y uno siempre puede cambiar de rumbo si siente que eso es lo que su corazón anhela.
Cuando visité Machupicchu no me atreví a subir al Waynapicchu, leyendo tu relato casi casi me arrepiento, aunque podría intentarlo aún no?

Ojoavizor dijo...

Así es soñadora, la voz interior puede hablarte en el momento más inesperado y cambiar el rumbo del viaje.
Waynapicchu es un lugar muy energético. Los peruanos debemos estar muy orgullosos de tener un lugar así en nuestro país.
No renuncies a escalarlo, estoy seguro que allá arriba, encontrarás muchas respuestas a tus sueños.

Gracias por comentar.

Ojoavizor

José Miguel dijo...

Una historia muy bonita. Y muy bien escrita además.
Diste un giro radical a tu vida. Un amigo mío, que ha estudiado Geología, se autodefine a sí mismo como científico y filósofo, y comentábamos precisamente el otro día que los científicos actuales deben ser también filósofos cada vez más.
Es bonito que hayas encontrado en la entrega a los demás, fundamentada en esa ascensión, la alegría en tu vida.
Un fuerte abrazo.

González Luis dijo...

Yo apenas estoy naciendo. LLegué hace algunas décadas, pero me estoy descubriendo en la última. Y me estoy dando cuenta del mundo donde estoy y del universo del cual soy parte.
Ahora trato de ver una señal más clara, un fenómeno natural en exclusiva. Solo he tenido pequeños detalles, como corrientes de calor en mi cuerpo, con elevaciones del alma, pero no he visto nada con mis ojos.
La experiencia que cuentas es muy profunda. que bendición que se te fue concedida. Lo mejor es que nos logras compartirla.
Un abrazo fraterno.

Anónimo dijo...

guauuu!!! me ha encantado tu post,es, sin duda, un viaje
iniciático hacia la felicidad y la plenitud espiritual, que ojalá sea plena por siempre para ti y los tuyos.

Me ha entusiasmado tu relato, la biblioteca, el viaje a Machu Pichu, la ascensión en busca de la señal, y claro está todo lo que cuentas relativo a la luna...tb yo tengo el libro Juan Salvador Gaviota asociado a un momento especial de mi vida. precioso

saludos

Ojoavizor dijo...

Muchas gracias José por tus palabras.
Efectivamente, pienso como tú que los científicos deben ser también filósofos.
¿Ahora entiendes por qué en uno de mis comentarios a tu post sobre el acelerador, te decía que la ciencia algún día tendra base espiritual?

Gracias nuevamente, y un fuerte abrazo también.

Ojoavizor

Anónimo dijo...

OJOAVIZOR, TODOS ESPERAMOS UNA SEÑAL; NO TODOS TENEMOS LA SUERTE DE RECIBIRLA O A VECES SUCEDE QUE ESTA FRENTE A NOSOTROS Y NO LAS COMPRENDEMOS. MI SEÑAL FUE ENCONTRAR EL AMOR Y TENER A MIS HIJOS. ES LA SEÑAL QUE CAMBIO MI VIDA Y QUE CADA DIA ME REAFIRMA COMO MUJER Y QUE CADA VEZ QUE LOS MIRO SIENTO QUE DIOS ME QUIERE.
ENTENDER LAS SEÑALES ESTA EN EL CORAZON. FELICIDADES, BELLISIMA EXPERIENCIA Y UNA HISTORIA MUY MOTIVADORA.
HASTA PRONTO.

Ojoavizor dijo...

Gracias Capricornio y bienvenido seas.

Leí con mucho agrado tu excelente post. Eres un alquimista, no lo olvides. Ustedes tienen la misión de transmutar todo lo que tocan. Tu fuerza y percepción focalizala en tus manos. El alimento que preparas es la comunión diaria con Dios. Concentrate en eso.
Cuando transmutes el alimento, siente la vida que llevarás a otros. Llénala de tu magnífica energia, que la percibí a kilometros de tí.
Te cuento que hace dos meses estuve en San José de Costa Rica, para una defensa internacional. Fijate como Dios hace que las personas que cultivan el espíritu se encuentren.

Un fuerte abrazo.

Ojoavizor

Ojoavizor dijo...

Muchas gracias Luna.

Cuando puedas, hazte un viaje a Perú, y visita el "Templo de la Luna", que queda cerca de Sacsayhuamán.
Te sentirás como pez en el agua. Te lo aseguro.

Ojoavizor

Ojoavizor dijo...

Anónima, cuando Dios bendice a un hogar con un amor como el que mencionas, no solamente te está diciendo que te quiere, sino que te ha dado un misión muy delicada, que puede estar ligada a tus hijos. Es muy probable que ellos tengan un don, que ustedes sus padres deben, con mucha pacienca, identificar, ya que una señal siempre lleva a otra señal.

Gracias por tu sensible comentario.

Ojoavizor

Bell fono 89308488 dijo...

Ojoavisor, muy bello tu relato, ahora entiendo lo que escribiste en un post de José cuando estuviste en el Hospital. Vi tu comentario a la obra de La Paty, ella lo verá la próxima semana cuando yo le muestre el post, pero ya sabe que hay un poema allí para ella. Eres muy generoso, esperemos que todo esto surta efectos para que se anime y retome la pintura algún día. Vendré por acá, un saludo grande.

Ojoavizor dijo...

Las gracias te las debemos dar a tí, buena Bell George.
Eres el ángel protector de los artistas.
Los que amamos el arte, estaremos allí para ayudarte en tu misión.

Un abrazo

Ojoavizor

Bell fono 89308488 dijo...

Ojoavizor: muy simpático lo que dices, en este caso es una pequeña ayuda y no sabes cuán díficil. Eso de publicar lo que has visto fue algo que se me ocurrió para darle ánimo, yo encuentro que su trabajo tiene mucha calidad y además un estilo inconfundible, eso, debe ser rescatado, conjuntamente con la persona ¿verdad?, bueno, ella lo leerá el viernes, veamos si se motiva a contestar los comentarios. Yo también di o parece que voy a dar un giro en mi carrera, en sentido contrario al tuyo. Te deseo éxitos en tu vida profesional.

Ojoavizor dijo...

Gracias a tí, otra vez, Bell George, y suerte también en tu decisión.

Ojoavizor

aaaa dijo...

La vida te cambia de un minuto para otro, en un segundo...
Gracias por compartir todo esto con nosotros. Me encantaría visitar Machupichu con tu relato hemos hecho una visita virtual
bss

Ojoavizor dijo...

Rafaela, Machu Picchu te espera con los brazos abiertos. No dudes en venir.
Será una profunda terapia energética.

Gracias por tu comentario.

Ojoavizor

fermín dijo...

Vaya. Me toca a mi ser el científico-filósofo, aunque es una descontextualización de algo que dije con mis amigos, que les pareció divertido darme de collejas repitiendo mis palabras científico-filósofo. Supongo que J.M. no esperaba que leyese este comentario.
Me apena que no terminases Física, me parece que también es muy apasionante.
En cuanto a libros espirituales yo sólo he leido el Tao, que me dejó un muy buen estado de ánimo y ahora voy por casi la mitad de la biblia, aunque en mi caso soy ateo.
También ha sido un giro que acabases como abogado y siendo cristiano te cito el versículo 5 del salmo 33, Himno al Dios poderoso y providente que dice: él ama la justicia y el derecho, la tierra está llena del amor del Señor.
Poco a poco iré digiriendo los libros que encuentre de este estilo.
En cuanto a las señales Elihú dice a Job que son el modo que tiene Dios de comunicarse con nosotros, por medio de sueños y visiones nocturnas.
Y por último el salto espiritual, para mi es como llegar a una idea, una solución durante un instante de quietud salta la claridad.

Ojoavizor dijo...

Muchas gracias Fermin, por comentar.

Muy interesante el Salmo 33. Me dejaste pensando.
La Física es maravillosa, claro que sí, pero, el derecho, a pesar de sus propias contradicciones, es para mi un inigualable instrumento para hacer justicia directa y "en tiempo real", en momentos determinados, y eso no te imaginas cómo me apasiona.
Vuelve cuando puedas. Me gusta mucho tu estilo inteligente de comentar.

Ojoavizor